“Favor correrse atrás”: Una ventana al parque automotor colombiano de 1974
A propósito del estreno en YouTube del restaurado documental “Favor Correrse Atrás”, decidimos repasar la situación del sector transporte en la época de su realización, además de los carros que podían verse por aquel entonces.
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“No todo tiempo pasado fue mejor”. Esa es la conclusión que queda tras ver el documental “Favor Correrse Atrás” del director Lisandro Duque, grabado en 1974. En 10 minutos, esta producción audiovisual explicó la grave situación del transporte público e intermunicipal, dando un abrebocas de lo que sería la película “La Guerra del Centavo”, estrenada 11 años después.
Por entonces, Bogotá era una urbe que apenas rozaba los dos millones de habitantes, pero exigía soluciones urgentes ante el caos del tránsito. Construir un sistema masivo no pasaba de ser una promesa gubernamental, pero no por los recursos, pues era fácil obtener empréstitos externos, sino por la falta de voluntad política para hacer realidad los proyectos.
También se vivía el auge de los transportadores privados, que poco a poco desplazaban al servicio de los buses distritales. Así se creó una feroz competencia entre conductores por obtener más ingresos por pasajero, en detrimento del buen servicio y del orden vial.
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Para ver la película, puede encontrar el link al finalizar el presente artículo.
Problemas de ayer y de hoy
El documental resalta que los grandes beneficios económicos quedaban en manos de los empresarios del transporte, pues los conductores no contaban con un salario fijo, ni un horario establecido de trabajo. De hecho, según uno de ellos, la mejor forma de acabar con la “guerra del centavo” era formalizando un salario mínimo y una jornada laboral de ocho horas diarias.
También se habla de la seguridad vial. La cinta señala a la “guerra del centavo” y las largas jornadas de trabajo de los choferes (16 horas diarias) como principales causas de la alta accidentalidad, pasando por alto la grave obsolescencia del parque automotor de la época.
En las imágenes se observan algunos buses que para entonces ya cumplían cerca de dos décadas en servicio. Y ni hablar de los taxis, que en su mayoría eran vehículos adquiridos antes de 1961, en ese momento con 13 años de uso. Donde se observaban autos relativamente recientes era en los buses de servicio interurbano, pero estos, paradójicamente, solían ir con sobrecupo.
Precisamente, respecto al sobrecupo en el transporte urbano, el filme hace énfasis en que los 20.000 vehículos destinados a ese servicio en Bogotá no daban a basto al tener que cubrir al 80% de la población. Mientras tanto, circulaban en la capital 74.000 automóviles particulares que movilizaban al restante 20%.
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Así era el mercado nacional hace 46 años
En 1974 las tres ensambladoras nacionales, Chrysler Colmotores, Sofasa Renault y la Compañía Colombiana Automotriz (Fiat, Willys), no alcanzaban a producir más de 40.000 vehículos anuales. Según Acolfa, los colombianos adquirieron en ese año 48.515 carros nuevos, de los que 36.195 eran de producción local.
Entre los autos de entrada ensamblados en Colombia estaban el Renault 4 y el Simca 1.204, la gama media contaba con los Renault 12 TL (del que ese año se estrenó su versión Break), Dodge 1500, Zastava 1300 y Fiat 125 Polsky; y la gama alta estaba dominada por el Dodge Dart con motor seis cilindros.
Colmotores monopolizaba el segmento de comerciales con la pick-up Dodge D-100, los camiones D-300, D-500 y D-600, y la tractomula CNT-900. En cuanto a camperos, el país solo producía al Jeep CJ-5. En aquel tiempo, todos los carros producidos en las industrias nacionales tenían un impuesto a las ventas del 15%.
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No faltaban automóviles importados, aunque pagaban aranceles del 300% y un Impoventas del 25%, dependiendo además de las licencias previas. Así llegaron algunos autos americanos, en especial Chevrolet y Ford, junto con unos pocos europeos como Volkswagen, Fiat (124 Sport y 132) y Alfa Romeo, solo por mencionar algunos. No faltaban los “Premium” de Mercedes-Benz, BMW, Porsche y Volvo, entre otros.
Había preferencias para importar camperos, de los que ese año se vendieron 5.171 unidades. Si bien eran una opción razonable en precio, no eran lo mejor para el uso urbano. Entre ellos estaban los Nissan Patrol, Toyota Land Cruiser y Land Rover Santana, incluso unos pocos Suzuki LJ20.
También se dieron ventajas para la importación de pequeños lotes de pick-ups y camiones ligeros, mismos que quedaron en manos de firmas norteamericanas como Ford y GM.
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Apuntes del documental
– Como se dijo previamente, era notoria la cantidad de taxis antiguos. La mayoría eran modelos de 1960 y 1961, principalmente Ford Fairlane, Chevrolet Biscayne y los de la línea Chrysler (Dodge Seneca / Plymouth Belvedere).
– Inseguros a cualquier velocidad: entre los hierros retorcidos de un “cementerio de carros” se alcanza a apreciar lo que alguna vez fue un Chevrolet Camaro SS 350 de segunda generación.
– Abundaban en las calles los autos norteamericanos traídos durante los años del “boom” importador ocurrido entre 1953 y 1955. Eran la opción más apetecida en el mercado del usado antes de que terminara de afianzarse el ensamblaje local.
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– El aporte de la cortina de hierro resultaba muy interesante. Sobresalían los Warszawa 203 y Skoda Octavia destinados al servicio público, así como los Wartburg 311 con motor de dos tiempos y diversas versiones de carrocería.
– Los “Muscle Cars”: en algunas escenas pueden verse Ford Mustang Hard Top de 1966 y un Fastback de 1970, además de dos Chevrolet Camaro de segunda generación, uno circulando y otro estacionado. Esta clase de autos resultaban onerosos porque su importación generalmente se hacía por encargo.
– Como hoy, Mercedes-Benz era la marca ‘premium’ más popular. Se ve un modelo W114/115 de color blanco detenido por un policía de tránsito, vehículo de estampa muy moderna para esos años. En un paso semafórico también se ve en primer plano un W112 negro.
– Otro detalle llamativo era el color amarillo pollito en los carros de ensamble local. Ese tono se aprecia en un Renault 4 y un Renault 6 que aparecen en algunas escenas.
– “Me 109-cito”: Los taxis americanos de los primeros años de la posguerra también eran parte del paisaje automotor bogotano en 1974, recordando a la famosa cinta de Gustavo Nieto Roa, “El Taxista Millonario”, rodada cinco años después.
– “Manéjese con cuidado”: En vista de que buena parte de Bogotá estaba llena de potreros, era común ver vacas transitando tranquilamente en las vías. ¿Se imaginan lo arriesgado que era conducir a toda velocidad en la Autopista Norte, después de la calle 134?
– Paisajes bogotanos: Se ven en toma aérea la Carrera Séptima después de la Calle 45, y la Carrera 13 a la altura de la 47. No podían faltar tomas de la atestada Carrera Décima y algunas vías del sur de la ciudad, además de la Séptima con calle 85 cuando era de apenas dos carriles.
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Puede ver la cinta a partir del minuto 4:30 haciendo click en este enlace.
Textos: Fabián Rojas Castañeda.
Fotogramas tomados de la película. Imágenes de la Cinemateca de Bogotá y Patrimonio Fílmico Colombiano.
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